Me voy de viaje con mi hermano y un primo mío. Hace tiempo que queremos darnos un homenaje y hacer un viaje relativamente largo. El problema es que hasta ahora mi hermano no ha tenido demasiados ahorros, y que desde hace poco mi primo ha comenzado a dejar de tenerlos. Bueno, en realidad no es ese mi problema.
Mi problema es que yo tengo tiempo libre, y las otras dos personas no lo tienen. Así que han decidido dejar que yo lo organice todo. Y yo soy cualquier cosa, menos un organizador (crean lo que crean las personas que colaboran conmigo en gtlt).
Se supone que nos vamos de viaje la segunda semana de agosto. Y ya llevamos veinte días de julio y no está nada atado.
A todo esto se añade que, como queremos hacer un viaje muy barato, queremos volar con una compañía muy barata. Las compañías muy baratas no reservan: venden con antelación. Y yo quiero pagar con tarjeta de crédito, no de débito, por aquello del seguro. Y resulta que he perdido mi tarjeta y que cuando le digo a un amigo, que trabaja en el banco, que me haga un duplicado, me dice que, como denuncié la pérdida, hay que hacer una tarjeta nueva con su propio contrato, pero que no me preocupe, porque seguro que ya la tiene el fin de semana próximo, que vamos a vernos. No sé si por esas fechas seguirá habiendo vuelos disponibles.
Y eso no es todo. Porque cuando mi familia se ha enterado de que pienso tomar un avión en la otra punta de España, en Gerona (la otra alternativa es Valladolid, pero la idea era recoger a mi primo, que vive al noreste de España), han decidido que estamos locos de atar.
Yo, desde luego, debo de estarlo. En caso contrario, no me habría comprometido a organizar nada.
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