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jueves, 23 de noviembre de 2017

Comprensión lectora. Fortunata

Buscando algún texto significativo del realismo o el naturalismo que colocar en el examen de un 4º de la ESO, decidí usar el primer encuentro de Juanito Santa Cruz con Fortunata, tal y como aparece en la novela Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós, una novela que leí cuando tenía un año más que mis alumnos.

El texto en cuestión lo había usado en años anteriores, pero en fichas de clase. Y me ha dejado atónito el mal resultado de las preguntas de comprensión lectora y resumen. Preguntas, por cierto, por las que opté al ver los malos resultados que obtenía si evaluaba la comprensión lectora con la enunciación del tema, el análisis de la estructura textual y el resumen del argumento sin preguntas previas, como hice en un examen anterior.

Dejo aquí el texto de Galdós tal como lo mostraba el examen, y a continuación comento las preguntas y respuestas de mis alumnos.

Pensó no ver nada y vio algo que de pronto le impresionó, una mujer bonita, joven, alta... Parecía estar en acecho, movida de una curiosidad semejante a la de Santa Cruz, deseando saber quién demonios subía a tales horas por aquella endiablada escalera. La moza tenía pañuelo azul claro por la cabeza y un mantón sobre los hombros, y en el momento de ver al Delfín,(1) se infló con él, quiero decir, que hizo ese característico arqueo de brazos y alzamiento de hombros con que las madrileñas del pueblo se agasajan(2) dentro del mantón, movimiento que les da cierta semejanza con una gallina que esponja su plumaje y se ahueca para volver luego a su volumen natural.
Juanito no pecaba de corto, y al ver a la chica y observar lo linda que era y lo bien calzada que estaba, diéronle ganas de tomarse confianzas con ella.
—¿Vive aquí —le preguntó— el Sr. de Estupiñá?
—¿D. Plácido?... en lo más último de arriba —contestó la joven, dando algunos pasos hacia fuera.
Y Juanito pensó: «Tú sales para que te vea el pie. Buena bota»... Pensando esto, advirtió que la muchacha sacaba del mantón una mano con mitón(3) encarnado(4) y que se la llevaba a la boca. La confianza se desbordaba del pecho del joven Santa Cruz, y no pudo menos de decir:
—¿Qué come usted, criatura?(5)
—¿No lo ve usted? —replicó mostrándoselo— Un huevo.
—¡Un huevo crudo!
Con mucho donaire, la muchacha se llevó a la boca por segunda vez el huevo roto y se atizó otro sorbo.
—No sé cómo puede usted comer esas babas crudas —dijo Santa Cruz, no hallando mejor modo de trabar conversación.
—Mejor que guisadas. ¿Quiere usted? —replicó ella ofreciendo al Delfín lo que en el cascarón quedaba.
Por entre los dedos de la chica se escurrían aquellas babas gelatinosas y transparentes. Tuvo tentaciones Juanito de aceptar la oferta; pero no; le repugnaban los huevos crudos.
—No, gracias. 
Ella entonces se lo acabó de sorber, y arrojó el cascarón, que fue a estrellarse contra la pared del tramo inferior. Estaba limpiándose los dedos con el pañuelo, y Juanito discurriendo por dónde pegaría la hebra, cuando sonó abajo una voz terrible que dijo: ¡Fortunaaá! Entonces la chica se inclinó en el pasamanos y soltó un yia voy con chillido tan penetrante que Juanito creyó se le desgarraba el tímpano. El yia principalmente sonó como la vibración agudísima de una hoja de acero al deslizarse sobre otra. Y al soltar aquel sonido, digno canto de tal ave, la moza se arrojó con tanta presteza por las escaleras abajo, que parecía rodar por ellas.

NOTAS:
(1) Delfín: Príncipe heredero. Es el mote que su familia le ha puesto a Juanito, heredero de toda su fortuna.
(2) Se agasajan: se acomodan.
(3) Mitón: guante que deja los dedos fuera.
(4) Encarnado: rojo
(5) Criatura: en el siglo XIX, significaba “bebé, niño o niña”.

Las preguntas de comprensión, por otro lado, eran las siguientes:

  1. ¿Aparentemente, qué es lo que ha llevado a Juanito a ese edificio?
  2. ¿A qué clase social parece pertenecer Fortunata?
  3. ¿Qué hace Fortunata?
  4. ¿Qué intenciones parece tener Juanito?
  5. Resumen del texto.

Las preguntas estaban pensadas, evidentemente, para que los alumnos tuvieran que comprender del texto. Es decir: aunque alguna de las preguntas se pueda responder con una táctica de barrido en busca de palabras (scanning), es probable que dicha táctica produzca errores. Y eso es lo que ha sucedido en el texto.

A la pregunta 1, varios alumnos responden "ha salido a ver quién va por la escalera" (es lo que hace otro personaje, pero el sujeto de la oración está omitido, lo que la hace incomprensible para quien escanea) o "quiere intentar coger confianza con la chica" (no se dan cuenta de que se la encuentra por casualidad). Evidentemente, Juanito ha ido al edificio a buscar a una persona, ese "Estupiñá" por el que está preguntando a Fortunata.

En la pregunta 2 había una dificultad de la que yo no me apercibí: que no aparece el nombre de Fortunata. La llaman "Fortunaá". Sin embargo, ningún alumno parece haber fallado en identificar que me refiero a la chica. En lo que fallan es en asignarle una clase social. A pesar de su habla plagada de vulgarismos y de sus gestos "con que se agasajan las madrileñas del pueblo", varios le atribuyen una clase social alta, porque calza una linda bota.

En la pregunta 3 hay menos dudas. Casi todos dicen que habla con Juanito, que sale a la puerta o que come un huevo, aunque un alumno dice que "se cae rodando por las escaleras", producto de una lectura de barrido que no distingue entre la realidad y el símil.

La respuesta de la pregunta 4 es la que revela la capacidad de los alumnos para leer entre líneas. Se nos ha dicho que la chica ha salido a la puerta, que se ha inflado dentro del mantón y que a Juanito, que no es corto, le han dado ganas de tomarse confianzas con ella. Eso último ("quiere tomarse confianzas con ella") es lo que responden los alumnos, sin dejar clara la verdadera intención de Juanito (tirarle los tejos).

Pero lo más horrible son las respuestas al resumen. Dejando aparte el hecho de que todavía hay muchos alumnos que ¡en 4º de la ESO! copian extensos fragmentos literales al escribir un resumen, me ha asombrado ver cómo confundían a ambos personajes en los diálogos, o incluso dicen que a Juanito le apetecía comer los huevos (a pesar de que se indica en el texto que le producían un profundo asco).

En un curso en que hay que explicar desde el siglo XVIII hasta el XXI en los meses que van de mediados de septiembre a mayo (la nota tiene que estar puesta el 7 de junio), no hay tiempo para enseñar bien la literatura, ni para trabajar lo suficiente la comprensión lectora de textos con un nivel de complejidad adecuado para la capacidad intelectual que se espera desarrollar en los alumnos.

¿Cómo evitar que los adolescentes tengan el cerebro de un niño pequeños en un cuerpo hipertrofiado e hiperhormonado? ¿Cómo cumplir mi función de profesor y enseñarles a comprender realmente, a estar preparados para el Bachillerato que todos ellos (incluso los que tienen estos graves problemas de comprensión) quieren cursar?