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viernes, 30 de noviembre de 2012

Navegando por internet me he encontrado esto:

Artículo 29.  Prácticas agresivas por acoso.— 1.  Se considera desleal por agresivo realizar visitas en persona al domicilio del consumidor o usuario, ignorando sus peticiones para que el empresario o profesional abandone su casa o no vuelva a personarse en ella.
2.  Igualmente se reputa desleal realizar propuestas no deseadas y reiteradas por teléfono, fax, correo electrónico u otros medios de comunicación a distancia, salvo en las circunstancias y en la medida en que esté justificado legalmente para hacer cumplir una obligación contractual.
El empresario o profesional deberá utilizar en estas comunicaciones sistemas que le permitan al consumidor dejar constancia de su oposición a seguir recibiendo propuestas comerciales de dicho empresario o profesional.
Para que el consumidor o usuario pueda ejercer su derecho a manifestar su oposición a recibir propuestas comerciales no deseadas, cuando éstas se realicen por vía telefónica, las llamadas deberán realizarse desde un número de teléfono identificable.
Este supuesto se entenderá sin perjuicio de lo establecido en la normativa vigente sobre protección de datos personales, servicios de la sociedad de la información, telecomunicaciones y contratación a distancia con los consumidores o usuarios, incluida la contratación a distancia de servicios financieros.

El caso es que en 2009, cuando se introdujo en esa ley esta modificación, se publicitó bastante eso de que las llamadas de telemárketing tenían que proceder de números identificables. Pero lo que no se nos dijo a los consumidores es que además de eso, en la propia llamada tenían que permitirnos dejar constancia de nuestro deseo de que no nos volviesen a llamar. Lo que implica que esos robots de llamada automática que todavía emplean ciertas empresas son ilegales, pues nunca nos han ofrecido la posibilidad de oponernos a futuras llamadas. Y lo mismo sucede con comunicaciones por correo electrónico como las de una conocida operadora, que no admiten respuesta y que además exigen al usuario conocer la clave con que se registró (algo muy complicado cuando alguien se registra usando nuestro correo electrónico pero la compañía telefónica nos pide su DNI en lugar del nuestro).

Además, a ninguno de nosotros se nos ocurriría llamar por nuestra cuenta al número de la empresa que nos acaba de llamar, ¿verdad? Pues bien, lo que se infiere del tercer párrafo del segundo apartado es que ese teléfono desde el que nos han llamado debería aceptar llamadas. Si no las acepta, también está vulnerando la ley.

En realidad esta ley no es demasiado útil para los consumidores, pues las "penalidades" a las que somete a un posible infractor son muy escasas (principalmente, la obligación de cesar en sus prácticas abusivas), aparentemente sin multa económica alguna a no ser que quien plantea la demanda sea un rival comercial (que haya dejado de ganar dinero por causa del demandado). Pero, por lo menos, ahí está el párrafo como idea de lo que le podemos decir al próximo comercial que nos llame.

Comienzo de algo

No todos, mas los más días de la semana, Eufrosio González abandona su domicilio a las 7:30 de la mañana. Está comprobado que enciende la luz de la escalera, cierra su puerta con dos vueltas de llave mientras la luz se apaga de nuevo, llama al ascensor y pulsa la tecla del portal. A continuación, gira a la derecha, conservando la acera hasta el final de la calle, y después gira a la izquierda, cruzando dos intersecciones muy próximas antes de llegar a la esquina de la cafetería.

Allí hay quien asegura que continúa hasta el ascensor del metro, mientras que otros afirman que cruza el semáforo para tomar las escaleras. En cualquier caso, le ocupa siempre un buen rato encontrar en su bolsillo el abono, extraer el cupón, introducirlo en la ranura del torno, atravesar éste con su cuerpo y recoger de nuevo el cupón que debe guardar con dificultad en su bolsillo. Por eso nunca hemos tenido la paciencia de averiguar qué hace a continuación.

Sin embargo, sabemos que es común que se le localice, cincuenta minutos más tarde, a cincuenta minutos de allí: exactamente, en otra boca de metro. Lugar a donde vuelve a acudir puntualmente a las dos treinta los miércoles y los jueves, pero donde no llega hasta las tres y veinte los lunes y martes; en ocasiones, los viernes tarda mucho más.

Quizá por ello su extraño comportamiento ha despertado la atención de su mujer. Que un individuo abandone el domicilio conyugal a las siete de la mañana girando con dos vueltas de llave podría tener un sentido protector, pero también --dice el psiquiatra de su esposa-- una evidente connotación de alejamiento. Respecto de la incapacidad para encontrar los orificios magnéticos en el momento más oportuno, no se nos ha comunicado una opinión profesional; empero, los comentarios a la puerta del metro son demasiado explícitos como para reproducirse en estas líneas.

Así que la familia política de Eufosio --por indicación de la suegra-- ha aunado esfuerzos con el fin de contratar un detective que compruebe el comportamiento del abnegado varón --"ese canijo", en palabras de doña Abelina--. Y esa va a ser la misión de quien esto escribe durante los próximos meses.

jueves, 15 de noviembre de 2012

De revivals y otros.

Están de moda los revivals. Lo han estado al menos desde 1967, en que el estreno de Bonnie & Clyde resucitó el estilo de los años 20 y 30 entre la generación de nuestros padres. Y sospecho que lo seguirán estando durante mucho tiempo, no se sabe si por hastío de lo actual, por falta de ideas nuevas o simplemente porque a todos los niños les gusta jugar de vez en cuando a vestirse como vistieron sus padres.

Y a menudo olvidamos que los revivals no son una mera recuperación de una época. Tienen sus propias reglas, que son las que impiden que quienes almacenamos en nuestra casa cientos de prendas de ropa obsoletas podamos sumarnos a esta tendencia sin necesidad de comprar cosas nuevas. No, ciertamente, el revival no está hecho para evitarnos compras innecesarias.

A pesar de mis exiguos conocimientos sobre la moda (que puede comprobar cualquiera que me haya visto en persona) he podido intuir unos cuantos de estos principios. Hélos aquí:

En moda, el revival no resucita la época, sino su espíritu: por ejemplo, el complemento ideal para una cazadora ochentera son unas zapatllas de tobillo alto de colores con la lengueta fuera (por ejemplo unas Sketchers), que están inspiradas por un lado en las Nike Air Jordan y por otro lado en las Reebok de aeróbic: es decir, se parecen a lo que se llevaba en los 80, pero en aquella época no existían.

Los revival llevan el nombre de una década, pero no abarcan la década entera. Así, después de "currarme" un atuendo año 1965 para una fiesta sesentera, me causó estupor comprobar que todos los asistentes vestían de 1969, en plan "verano del amor". Y hacían bien, porque en el imaginario popular los 60 no son la década en que Marilyn cantaba el "happy birthday, Mr President", sino la década del amor libre.

El revival asume que inventos, tendencias, modas llegan a todas partes al mismo tiempo, y esto no es así, especialmente en países de "frutos tardíos" como el nuestro. Por poner un ejemplo palmario, me causó indignación ver en una revista que citaban el ZX-Spectrum como moda en España en 1982, cuando en ese año todavía no se vendía en nuestro país (de hecho, aquí siguió vendiéndose por lo menos un año más el modelo anterior, el ZX-81). Del mismo modo, la ropa de muchos países del Este de Europa era en 1992 muy similar a la que se llevaba 10 años antes en Europa del Oeste.

Como diría Marx, el revival asume que la moda dominante es la moda de la clase dominante. Es decir, la gente que desea imitar el estilo de los 80 pretende vestir como vestía Madonna, no como los drogotas de su portal. Un ejemplo claro de esto es el sombrero fedora, puesto de moda tras la muerte de Michael Jackson. Cierto que lo lucían varios cantantes de pop de los años 80, tanto fuera como dentro de Espaa; sin embargo, ni en los 80 ni en los 90 era habitual ver jóvenes paseando con sombrero por la calle en España.

Al pensar en una época, nos centramos en la parte de esa época que ha muerto: así, en una lista de frases ochenteras que circula por la red no aparece por ninguna parte "guay", expresión típica ochentera ahora reservada para los niños; en cambio, aparecen muchas expresiones de los 70 que murieron en los 80 (por ejemplo, "chachi", expresión que yo siempre he asociado con mis tías dándome de merendar a mi llegada a Logroño en septiembre de 1979).

La última regla es que hacen falta al menos 20 años para que se produzca un revival (así, el primer revival de los 80 no comenzó hasta 2000), pero no se puede predecir cuándo se producirá (de los 90, sólo se han resucitado los Smileys, que en realidad son de 1988-89), ni cuánto durará. Así que estén preparados, puesto que puede que dentro de ocho años vuelvan, inesperadamente, los dosmiles