miércoles, 13 de julio de 2005

Seguridad...

Siguen hablando de seguridad, como yo sospechaba. En el "Qué", portada sensacionalista (como corresponde a tal medio) hablando de la necesidad de aumentar las medidas de seguridad. En el noticiario de Antena 3, un espacio dedicado a hablar del pasaporte biométrico, basado en el iris y en la forma de la cara.

Dejando aparte mi objeción principal (Londres está lleno de cámaras, pero las cámaras sólo sirven a posteriori), queda, para quienes no hayan visto Minority Report (o leído el cuento en que se basa) una pregunta fundamental: En su pasaporte ha de estar su iris. ¿Qué pasa si se queda usted tuerto? (Draculín se ofrece a sacar los ojos de quien diga que eso es improbable). Imagináos: un pasaporte hipertécnico, por tanto con un plazo de entrega superior al actual, pero que hay que renovar cada vez que uno se retoca la nariz. ¿Es que los chicos de la policía no ven "Corazón, Corazón"?

Por otra parte, como dice en el "Disk-Encryption-HOWTO" de linux,

You might be tempted to get one [USB memory stick] with a fingerprint reader. I strongly encourage you not to. It might initially seem like a good idea, because by adding the biometric, your security protection expands to:
  • something you have (the USB flash drive)
  • something you know (the passphrase)
  • something you are (your fingerprint, or whatever)

However, suppose something goes wrong. If you are now asking yourself, "What could go wrong?", then why are you reading this HOWTO? If something goes wrong, you make a change (see Corrective Reactions):
  • Change what you have by using a different USB flash drive.
  • Change what you know by learning a new passphrase.
  • You can't change what you are.

Stop and ponder that last line for a while.


Cualquiera que tenga tus huellas dactilares puede abrir un documento protegido por ellas (la técnica va del "dedo de silicona" usado en las películas de hollywood a la simple aplicación de vaho sobre el lector de huellas, según he leído por ahí). Y eso no es todo. Cualquiera puede demostrar que esos documentos son tuyos. Conque adiós a los pasaportes falsos ofrecidos como cobertura a los agentes secretos. Nada más encontrarse uno de ellos (robado, quizá, en su habitación de hotel) se podría establecer la identidad real de su portador. MMMMM... los terroristas podrían hacer buen uso también de la biométrica. ¿Qué tal una bomba que estallase ante la presencia de un primer ministro? No, no juguemos con fuego.

Porque, además, todo el mundo sabe qué hay detrás de esta alarma. ¿Quién no ha leído El hombre que fue Jueves de Chesterton? Demasiada gente, sin duda (yo lo descubrí gracias a las lecturas que un compañero de instituto proponía a sus alumnos). No os quiero destripar (spoil) el libro, pero creedme: en la cúpula de las organizaciones terroristas anidan esos que se hacen llamar protectores de las libertades. Pongamos por caso el de una policía infiltrada en Jarrai, en San Sebastián. Su puesto en el organigrama era el de jefa de la organización en la ciudad. En "El Mundo", en un artículo aparecido ayer, se quejaban del esfuerzo que la Dirección General de la Policía había tenido que hacer para salvarla. Pero digo yo: ¿cuántos hechos delictivos (destrucción de propiedades, etcétera) no habrá instigado esa agente? ¿hasta qué punto es fiable lo que alguien dice sobre una organización que preside?

Ya, ya... me estoy poniendo muy paranoico. Perdonadme. Sé que ahí fuera hay un sniffer capturando mis paquetes y analizándolos (la palabra "Jarrai" habrá activado sus filtros, si lo de la bomba no lo ha hecho). Para cambiar de tema, os propongo una pregunta trivial que se me ha ocurrido al echarle un vistazo al programa "Kalzium":
PREGUNTA: ¿Cuántos elementos químicos, y cuáles, tienen nombre femenino?

No hay comentarios: