martes, 16 de noviembre de 2004

Comentario dejado en el Blog heptaqbikus

DrQbikus me tira de las orejas porque he llamado "científico" a su blog, que no habla de "ciencia" dura, sino de asuntos que todo ser humano debería conocer. Y es cierto.
Así que le he dejado un comentario que podéis leer aquí.

De mi comentario extraigo esta cita:

Hoy mismo, le he explicado a un chaval en la biblioteca del instituto que para averiguar la raíz quinta de quince con la calculadora debía usar 2 [x^y] [ - ] 5 (seguro que su profesora de mates se lo había dicho). Entonces me ha preguntado si yo sabía muchas matemáticas y le he dicho la verdad: "La verdad es que las suspendí en el instituto..."

(no le dije que aprobé en septiembre con un 9).
Bueno, puede sonar extraño, pero soy una de esas personas "de letras" (3º Bup con Griego y Latín y sin matemáticas; COU ídem; carrera de Filología hispánica) que, sin embargo, han usado las matemáticas a lo largo de su vida para distintas cosas. Recordemos.
  • He usado la estadística básica (la de 1º de BUP, ahora se da en 4º ESO) en mis estudios de lengua y en mi trabajo como profesor.

  • He usado el teorema de Pitágoras, ayudado por un poco de geometría espacial, para calcular la distancia entre dos colores (el problema es que, en realidad, distancias iguales entre distintos componentes de color son percibidas de manera distinta por las personas; yo, particularmente, apenas percibo la distancia entre #FF0000 y #000000).

  • También he usado Pitágoras y las ecuaciones de rectas para hacer un programa que determinaba si un punto estaba dentro o fuera de un polígono, aunque al final no escribí el juego de aventuras para el que esa rutina estaba concebida.

  • He usado las ecuaciones de rectas y la trigonometría para dibujar en perspectiva cónica en la pantalla de mi ordenador, usando QBASIC

  • He usado las funciones trigonométricas SIN y COS para dibujar relojes en la pantalla de mi ordenador ZX-Spectrum (incluso antes de estudiar estas funciones en matemáticas) y un generador de monigotes en mi PC, y para generar sonidos en mi PC. Con respecto a los sonidos, cuando estudiaba 3º de carrera, lamenté profundamente no saber aplicar la descomposición de Fourier a los archivos .VOC de mi soundblaster para convertir las formas de onda en espectrogramas acústicos.

  • Traté de usar FSIN y FCOS para trazar círculos (en concreto, un yin y un yang) en un 286 usando ensamblador; pero, por compatibilidad con quienes tuvieran un 286 sin coprocesador o un 8086, decidí usar pitágoras. Lo hice cuando la mayor parte de la gente se dedicaba ya a programar en C o VisualBASIC para 486.


Cierto es que la mayor parte de estos usos de las matemáticas se deben a mi afición a hacer las cosas yo mismo, aunque me cuesten, en lugar de instalarme una API para sonido o 3D, y a que antes era difícil acceder a un compilador de C gratuito, mientras que GWBasic y Debug se incluían con el MS-DOS. Pero no por ello deja de ser importante el hecho de que yo supiera manejar esa herramienta que muchos chicos de 16 años consideran inútil: las matemáticas. Recuerden el cartel de la Academia platónica: "Que no entre aquel que no sepa geometría".

Otra cita más polémica es la siguiente (la negrita no está en el original):
Las grandes manifestaciones de la cultura humana, como la nevera, internet y la bomba atómica, han sido alcanzadas mediante la ciencia. Leonardo, el exponente máximo del hombre culto, no era sino un científico. Que pintara la Gioconda (en cuya sonrisa, por cierto, no veo ningún enigma) es puramente accidental: seguramente, necesitaba dinero.

Sospecho que os habrá sorprendido que considere que las grandes manifestaciones de la cultura humana son esas tres. Lo pensé esta mañana a las ocho, antes de leer el blog del Dr. Qbikus.
La nevera es el pilar fundamental de la sociedad de consumo. La cultura del mall, la cultura de los hipermercados, de las grandes urbanizaciones de chalets sin tiendas, sólo es posible gracias a la invención de la refrigeración doméstica. La invención de la nevera fue un proceso largo y costoso, desde los neveros invernales y las fresqueras, existentes desde la edad antigua, hasta los modernos congeladores de seis estrellas (todavía los he visto de dos), pasando por los barcos frigoríficos y las fábricas de hielo existentes desde el siglo XIX. Sin neveras, el mundo sería muy distinto. El otro gran electrodoméstico es la lavadora, gracias al cual la mujer se libró de una de las principales esclavitudes a las que estaba sujeta; la lavadora es el culmen de la línea de progreso que nos dotó de agua corriente y WC. En el tercer mundo, sin lavadoras, sin agua corriente, la mujer o niña recorre grandes distancias para conseguir agua o para lavar la ropa, y la higiene es más relajada.

El segundo gran elemento cultural es la Internet. Es cierto que, en realidad, Internet no es un gran invento en sí, sino un conjunto de inventos. Precisamente por ello lo he elegido. Al mencionar Internet estoy hablando no sólo del protocolo TCP/IP, o de la red ARPA, sino del mundo de las comunicaciones (el telégrafo, el teléfono y la radio revolucionaron el planeta tanto como el ferrocarril) y del mundo de la cibernética. Me pregunto si Babagge podría imaginar que en el futuro todo el mundo llevaría pequeñas computadoras encima, en forma de teléfonos móviles —otro de los inventos representados por la Internet— y que todos los escolares llevarían al instituto una calculadora capaz de resolver problemas trigonométricos o incluso de ser programada. Al hablar de Internet estoy hablando de todas esas redes de comunicación que han sido posibles gracias a que el hombre ha dominado la tierra, el fondo de los océanos, los aires, el espacio. Hasta tal punto, que los puede utilizar para fines tan espurios como enviar un mensaje en cadena.

El tercer gran invento es la bomba atómica. Dirá el lector que soy fascista, o belicista, o incluso un criminal por mencionar un arma como gran invento. Es cierto. La bomba atómica es una canallada, es el símbolo del hombre que no sólo ha dominado, como decía antes, todo su planeta, sino que además se sabe capaz de destruirlo. El filósofo Spengler habló de la decadencia de Occidente, refiriéndose a su occidente, es decir, a Europa, y hablando de los países jóvenes, más occidentales (translatio imperium: los imperios se suceden siempre hacia el oeste: Persia, Macedonia, Roma, Austria —pero antes Francia—, España, Inglaterra —pero antes y después Francia—, Estados Unidos...) que gobernarían el mundo. El Proyecto Manhattan, como esfuerzo que congregó en Estados Unidos a científicos de diversos lugares del mundo, supuso la confirmación de esa idea: la bomba se convirtió en cetro del imperio, que garantizaba la hegemonía de una nación sobre las demás. En este sentido, hay que tener en cuenta que este mortífero invento define la historia mundial. 1945 se puede explicar sin la bomba, pero 1968 no. Entre los años 1946 y 1989, la política y las artes estuvieron regidas por la bomba. Finalmente, la bomba atómica reúne en sí características que la relacionan con otras grandes invenciones. En primer lugar, la dinamita, invento mortífero de un gran prohombre, sirve para evaluar la potencia de las ojivas. En segundo lugar, Hiroshima fue la culminación del dominio de los aires, y los motores de los ICBM se desarrollaron a la par de la carrera espacial. En tercer lugar, la energía atómica es todavía una fuente principal de energía en muchas naciones, y nos hace pensar en Chernobil y en la crisis de la OPEP, dos eventos que explican la historia del mundo.

Sobre Leonardo, poco voy a añadir. Mi opinión sobre la Gioconda, obra, seguramente, de circunstancias (casi todas las obras de los pintores lo son) podría deberse a que no veo los colores. Y, por tanto, quizá me estoy perdiendo algún detalle de esos labios que vuelven locos a los historiadores del arte.

1 comentario:

José Moya dijo...

Qué pillada. Es cierto: 15^(-5) es 1/(15^5). Ya decía yo que algo no me cuadraba... En cualquier caso, el chico no me ha hecho ningún ídem, o sea que no habrá afectado a su nota. ;)

y, respecto de la energía... Que el rojo tenga menos energía no quiere decir que sea necesariamente más difícil de percibir... Al fin y al cabo, el ultravioleta, más energético, es invisible... ¿no?