miércoles, 13 de mayo de 2009

La hora 11 y otros programas de ficción científica

Advertencia preliminar


El autor de las siguientes líneas advierte que carece de formación científica, y probablemente debería dejar la labor de decir estas palabras a malaciencia o incluso copépodo, pero no se puede resistir a hablar del tema.

Introducción



La ficción científica (science fiction, anticipación o ciencia ficción) ha estado usualmente ambientada en el futuro. Sin embargo, últimamente han aparecido numerosas novelas, películas y series de televisión en que se hace una ficción científica en sentido estricto ambientando la acción en el presente. Además, a imitación de la hard-sf, se abruma al lector con detalles científicos, que otorgan mayor credibilidad a la trama. Sin embargo, las obras de ficción científica "contemporánea" siguen utlizando las licencias propias de todo tipo de ficción. Y eso es algo que seguro que se escapa a muchos espectadores.

El artículo actual se centrará especialmente en "La hora 11" y "Numbers" que tienen como protagonistas a científicos practicantes de las Ciencias Duras; sin embargo, también podrían citarse otras series como "House" o "CSI" donde aparecen licencias como la supresión del tiempo de espera para las reacciones en las pruebas de carácter biológico.

El objeto de análisis



En "La hora once", un científico de no se sabe qué especialidad (primer problema a la hora de presentar al protagonista: en el mundo actual, todo auténtico científico está hiperespecializado) se dedica a resolver misterios relacionados con la ciencia (y generalmente de carácter médico) para el FBI. Guiado por su intuición, es capaz de encontrar milagrosamente soluciones que al resto de los personajes (aunque también tengan base científica) se les escapan.

En "Numbers", un matemático colabora con su hermano policía, recurriendo a menudo a la colaboración de un astrofísico en la solución de problemas que, habitualmente, tienen que ver con la criptografía o con la probabilidad (la palabra "bayesiano" aparece al menos una vez en cada episodio). De vez en cuando se utilizan otras ramas de la matemática que, suponemos, conocerá alguien en las brigadas científicas, como la trigonometría o la balística.

¿Y qué soluciones toman los protagonistas? Veamos como ejemplo dos episodios recientes (los números se utilizarán en la exposición posterior).

Primer caso



En el primer episodio de ayer de "La hora once", (1) un manantial de agua produce una curiosa reacción antitumoral en un niño. (2) Los análisis del agua realizados por médicos no descubren nada extraño. (3) Posteriormente, los personajes que han bebido exclusivamente agua del manantial comienzan a enfermar. (4) Un análisis del acuífero muestra que éste se origina en una base militar donde se almacenaron residuos radiactivos; (5) la inspección de la planta, sin embargo, muestra que ésta está limpia. (6) El protagonista se cruza de día con un mapache, animal "de hábitos nocturnos"; también ha oído hablar de un caso de trastorno de sueño. (7) de ello deduce que ha bebido agua pesada, "única sustancia capaz de trastornar el ritmo circadiano". (8) Guarda una muestra de agua tóxica y un "control" de agua normal en el congelador y se va a pasear al perro. (9) Después del paseo, el agua está congelada y comprueba que el agua control flota en agua control, mientras que el agua tóxica no flota en agua control, pues es agua pesada. Finalmente, encontrados los sospechosos, (10) la agente comprueba su implicación conectándose por bluethoot a la cámara de su ordenador.

Es bastante probable que, como sucede en (2), un análisis del agua no busque deuterio; sin embargo, la cosa debería cambiar si en la zona hay un almacén de desechos radiactivos (aunque el deuterio no sea radiactivo de por si). También es cierto (al menos, según la Wikipedia) que aquellos que beben exclusivamente agua pesada mueren rápidamente, en cuanto el 50% del agua de su cuerpo es reemplazada por agua pesada (¡el crimen perfecto!).

Por otro lado, es cierto que, como establece (5) el mapache, como casi todos los mamíferos, es un animal de costumbres nocturnas, pero hay muchas posibles causas para su aparición a la luz del día, desde la ceguera hasta una inyección de melatonina (sustancia que regula, y por tanto puede alterar, el ritmo circadiano).

Evidentemente, no es necesario congelar (8 y 9) el agua pesada para comprobar su peso, pero resulta conveniente, puesto que otros métodos, como la tinción, el pesado de volúmenes iguales o el uso del densímetro pueden falsear el resultado, producir inexactitudes o necesitar equipamiento especial. La congelación de una bandeja de hielos en los 15 minutos que se tarda en sacar al perro (8) es, sin embargo, milagrosa. ¡Y en una nevera barata!

La densidad del monóxido de deuterio sólido es, efectivamente, de 1,0177 g/cm3 frente a los 0,998g/cm3 del agua líquida y los 0,917 g/cm3 del hielo. Por cierto, que el científico loco podría haber comprobado también qué sustancia se descongelaba antes: el punto de fusión del D2O está casi en los 4°C.

Hemos de tener en cuenta que los supuestos anteriores parten del hecho de que utilizamos deuterio puro al 100% (nuestros exiguos conocimientos científicos nos impiden calcular si una solución 30/60 hubiera flotado; dejamos el problema para la gente de ciencias). Sin embargo en la serie hay un pequeño productor casero de deuterio, que aparentemente no puede contener más de un galón, y un manantial de caudal abundante que mana durante una semana. Por lo tanto, no hay D2O, sino una mezcla de D2O, H2O y DHO cuyo componente más abundante es el H2O. Con lo que (3) y (9) corren serio peligro de inverosimilitud.

Por último, (10) es claramente inverosímil, pues aun en el caso de que el terrorista estuviese efectivamente utilizando su bluethooth, por ejemplo para conectarse a internet (no recordamos si fue así), un terrorista suficientmente paranoico como para fabricar una "bomba sucia" tendría su bluethooth protegido por contraseña.

Segundo caso


Episodio de "Numbers", no recuerdo si del lunes o del domingo. (11) El protagonista necesita identificar a un secuestrador a partir del mando de un automóvil. (12) Para hacerlo, debe averiguar el algoritmo de codificación del mando. El algoritmo, se supone, es único. (13) Además, se trata de un sofisticado algoritmo "de 32 bits" (¿serán 32 bytes? el número generado parece tener, al menos, la longitud de una clave wep de 128 bits). (14) Una vez averiguado el algoritmo, el fabricante proporcionará inmediatamente a la policía el número de chasis y la matrícula. (15) Todos los cálculos del algoritmo se hacen con una "matriz bayesiana" (o algo así) en una pizarra.

Posteriormente, (16) los protagonistas utilizan sus conocimientos de cosmología para averiguar la hora del día a la que se tomó una foto, a partir de las sombras que produce una canasta de baloncesto (no recuerdo si saben el día, detalle que sería de suma importancia).

Es cierto que, como establecen (11) y (14), el mando de cada automóvil utiiliza una secuencia única. Lo que es único, sin embargo, es la constante utilizada como "semilla" del algoritmo, no éste en sí, que suele ser un estándar en cada fabricante (y suponemos que a disposición de la policía, al menos según las severas leyes anticriptográficas que hasta hace diez años rigieron en los EEUU). La semilla, llamada "clave privada", se puede encontrar utilizando procesamiento paralelo, un superordenador o, si se trata de una obsoleta clave de 32 bits, como aquí, se obtiene en minutos combinando un pc que funcione de "contador" con una batería de microcontroladores dedicados que realicen las operaciones aritméticas (así se descifró el RFID; el enlace estará en alguna parte de este blog). Desde luego, no con una pizarra como en (15); con ella, en todo caso, se puede planificar un método de criptanálisis, labor que suele durar semanas o meses y es recompensada con la publicación de un "paper". Por último, conectar la "clave privada" con un bastidor concreto de automóvil no debe de ser tan rápido, visto que conseguir las llaves de un coche teniendo dicha clave puede demorar varias semanas.

En cuanto al segundo problema resuelto en la serie, no parece verosímil que para averiguar la hora del día en que se ha tomado una foto, utilizando las sombras en la misma (16) se necesite un cosmólogo. Siempre y cuando, claro, se conozca dónde se ha tomado... Y si la foto se hizo mirando hacia el este o el oeste, evidentemente.

Análisis de los datos


Como se ve, en las series anteriores hay casos de exageración de los hechos científicos (proporción de D2O en el manantial), complicación del lenguaje ("algoritmo" por "constante") y la metodología (búsqueda de un método de criptanálisis en una situación en que el tiempo disponible llevaría a usar un ataque conocido o la fuerza bruta), eliminación de las barreras temporales (además del caso anterior, aparece en la facilidad de acceso al número de bastidor a partir de las claves de la llave). Como apoyo visual, se utilizan abundantemente las demostraciones espectaculares (cubitos de agua pesada que no flotan en el agua ligera).

Todas estas exageraciones se hacen en aras de la "popularización" de la ciencia, olvidando que, gracias a ellas, los protagonistas de las series mencionadas no se distinguen mucho del "científico loco" de la serie B, siempre rodeado de hielo seco y esferas de Tesla.

Ideología


Aunque caiga fuera del asunto de este artículo, el autor no puede evitar manifestar su sorpresa sobre la falta de adecuación al público local del mensaje ideológico de estas series. Nos preguntamos por qué se adaptan series perfectamente comprensibles como "Yo soy bea" o "La chica de ayer", y se distribuyen sin adaptar estas obras de machacona ideología neocon. Ya hemos mencionado este hecho en alguna ocasión a propósito de CSI, en que se hace una constante apología del terrorismo de estado y la pena de muerte.

En cuanto a "La hora 11", admitimos que resultó fue divertido observar cómo la emsión de un episodio en hablaba de agua milagrosa coincidía con las vísperas de la festividad en que los habitantes de la ciudad más poblada de España acostumbran beber un agua supuestamente milagrosa (y probablemente contaminada).

Rechinó más, en el segundo capítulo, la defensa de los bancos privados de cordón umbilical (sólo al servicio de los propios donantes, algo dudosamente ético pero que al parecer se legalizará próximamente en España): "el seguro más barato que existe". Hemos de suponer que algún banco de cordones recompensó generosamente esta brillante frase de los guionistas.

Finalmente, ha de comprenderse que el autor pierda su objetividad para confesar el estupor que sintió ante la mención de unos cerdos "alimentados exclusivamente con bellotas: les llaman 'robles de cuatro patas'", y, después de hablar de su carne veteada con poca grasa se dijera que eran húngaros: No pude sino apagar la TV. Al fin y al cabo, ya era buena hora para dormir.

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