lunes, 18 de junio de 2007

Llegas a casa...

Llegas a casa. Conectas la lavadora. Haces la comida. Comes. Tiendes la ropa, recogiendo la que quedaba tendida. Vas al sofá. Te sientas, y es entonces cuando te invade una agotadora sensación de cansancio.
Te levantas, haces un café, comienzas a pensar que eres adicto.
Revuelves en la taza tu dosis de cafeína.

1 comentario:

Jaime dijo...

eso es cierto jamás estoy tan agotado como cuando para un momento a descansar....

Impagables esos momentos de amo, señor y escalvo de tu casa y tus cosas.....