lunes, 20 de noviembre de 2006

Puntualidad y TV, incompatibles.

El otro día le regalé a mi hermana un sintonizador de TDT para el ordenador. El aparatito incluye, entre otras opciones, la posibilidad de utilizarlo como "PVR", "grabador personal de TV". Esto quiere decir que permite grabar fácilmente esos programas que nos fastidia perdernos pero que normalmente no nos molestaríamos en grabar, o que quisiéramos grabar y luego borrar, pero que quizá no veamos la misma semana que los hemos grabado (es un estrés eso de tener que acordar con mi hermana una hora en que ver el episodio Urgencias de la semana pasada para poder grabar el próximo encima).

Con un espacio de disco duro en el que caben unas 100 películas, sería ideal poder grabarlas todas en el ordenador, apretando un solo botón. ¡Chas! y se graba. Sin fallos, sin tener que mirar el periódico, sin tener que asegurarse de que el video está en el canal adecuado. Y luego las puedo ver en el mismo ordenador o, si me decido a malgastar un DVD (quizá un regrabable), en lector DIVX. Oh, qué maravilla.


Sería estupendo si funcionara. Entonces me habría podido grabar el sábado Cautivos del Mal (que tengo en una cinta de video almacenada tras una mesa, en una ubicación que desmotiva cualquier búsqueda), y el domingo Los impostores y Fantasmas de Marte. Las tres en TVE, compañía que en tiempos era sinónimo de puntualidad ("Llevo el reloj con la tele", decíamos). Lamentablemente, las películas duraron más de lo que decía en el programa, y, por tanto, la grabación por EPG (que asume puntualidad) no funcionó. Afortunadamente, dos de ellas iban seguidas, así que al menos podré ver una peli cortada en dos trozos.

En tiempos, dejé de grabar de A3 por su excesiva impuntualidad (tiempos de retraso de hora y media llegué a contar). Pero ahora que A3 se modera en sus retrasos, parece que el vicio se va extendiendo a otras emisoras. Me parece lamentable. A diferencia de lo que pueda suceder en una compañía ferroviaria o en una fábrica, los videos con los anuncios están preparados de antemano, y la emisora sabe exactamente cuánto duran. ¿Por qué no pueden ser puntuales? ¿Será por defender las rancias tradiciones hispanas?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace ni se sabe apareció una ley que multaba a las cadenas por exceso de publicidad. Recuerdo algo así como que sólo podían poner anuncios cada intervalo de 30 minutos seguidos de película y los tramos de publicidad no podían sobrepasar los cuatro minutos. Un gozo.

Pero tiempo después descubrieron que las pírricas multas que le caían a las cadenas no eran nada comparables con los sustanciosos ingresos que recibían incumpliendo la ley, así que todas las cadenas (incluyendo estatales, locales y, claro, privadas) decidieron pasarse la legislación por el Arc de Triomphe y todos tan contentos.

José Moya dijo...

Sí, sobre esto tengo comentarios más abajo. Creo que voy a acabar mudándome a Beta, para meter las etiquetas por temas.