viernes, 24 de marzo de 2006

¿Programas o Publicidad?

Hago una pausa en la corrección de exámenes para apagar la funesta Ana Rosa, que ha dejado mi madre ejecutándose (¡ojalá!) en la tele. Y, ya que me levanto, me pongo un trozo de brioche de El Corte Inglés (¡el mejor bollo que existe!) y decido escribir sobre algo que acabo de escuchar por enésima vez desde detrás del televisor.

Si hay algo que me revienta son esos anuncios publicitarios que se hacen pasar por miniprogramas de televisión. Supongo que se trata de un ardid para no contabilizar como tiempo de publicidad, pero también es cierto que hacer pasar la publicidad por información es una práctica desleal rechazada en el periodismo de papel (siempre ha de aparecer la palabra "remitido", y no en medio del artículo, sino al principio) y, que yo sepa, condenada por la Unión Europea (cuando todavía se llamaba Comunidad Económica Europea) en aquella directiva denominada "televisión sin fronteras" (que no sé si se llegó a aplicar alguna vez).

Desconozco, por tanto, la legalidad de mensajes como el siguiente:

Los nuevos tiempos imprimen a nuestra vida un ritmo vertiginoso: es necesario que nos movamos rápidamente, que estemos en mil lugares a la vez. Hemos perdido la paz y sosiego que reinaban en la sociedad tradicional. Sin embargo, todavía podemos aprovechar su sabiduría: hemos de buscar en la naturaleza el remedio a nuestras preocupaciones. Por ello, conviene buscar productos naturales, y desconfiar de los productos sintéticos, cuya fabricación consume grandes cantidades de energía.
(Publicidad) Desde tiempos de los fenicios, el petróleo siempre ha estado ahí. ¿Por qué, entonces, confiar en la pila de hidrógeno?
Este mensaje ha sido patrocinado por la asociación de productores de hidrocarburos.

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